El traicionero Sánchez apuñala a los saharauis

El traicionero Sánchez apuñala a los saharauis

La cofradía de mercaderes, compuesta por EH Bildu, ERC y Podemos, utiliza la política como un negocio para forrarse y ya no cree en Judas Sánchez, culpable de la crisis económica que asola a la nación. Incluso dudan del modelo Frankenstein, cuya misión fue meter a un autócrata en Moncloa a cambio de un chorro de millones. Nuevas alianzas entre el centro y la derecha, que ayer parecían imposibles, hoy se han hecho realidad y la cofradía muestra angustia, pues barrunta que en las elecciones PP más Vox, barrerá del mapa a los feriantes, obligándolos a cambiar de feria. Dos versos de Quevedo, adaptados a 2022, definen la megalomanía de Sánchez, al que sus leales, fascinados por sus trampas, llaman Judas: “Lo demasiado, siempre fue veneno”, y en el Falcon, “Urde con destreza, vuelos sin grandeza”.

Tan peligroso y ruin es Putin para Europa, como Sánchez para España. Lo único que sabe hacer bien Judas Iscariote es humillar a cuantos estorben sus disparatados planes y no ve inconveniente alguno en arrodillarse ante Mohamed VI, rey de Marruecos, cuando ningunea a Felipe VI, rey de España. Judas Sánchez, ni sabe lo que hace, ni le importa lo que dice. Para tal zumbado prometer y mentir, son sinónimos. Siempre inoportuno, se hunde en las arenas movedizas del Sáhara sin que le afecte lo más mínimo haberle dado alas al avispero musulmán. Hace años que el maniquí perdió la brújula que guiaba su cerebro y ni su decadente autoestima, le soporta. Ha acabado de un plumazo, con la libertad de un pueblo libre y romántico que luchaba para conseguir su independencia. Putin y Sánchez no tienen nada que envidiarse. Ambos son grandes amigos de las canalladas.

Albares, ministro de Exteriores, hace suyo el estilo ramplón y traicionero de Judas Sánchez y ya miente tanto como él. Lo cierto es que un Gobierno compuesto por 22 incompetentes y presidido por un hortera de bolera que pide a gritos que le ajusten la camisa de fuerza, está dejando a España a la altura donde se le saca brillo al betún. ¿Cómo es posible que un país supuestamente democrático como el nuestro, le entregue al dictador alauita, un pueblo entero que hasta ayer era libre, para que haga lo que se le antoje con los saharauis, sin que exista una sola cláusula que determine que Ceuta y Melilla seguirán siendo españolas hasta el fin de los tiempos?. Judas y el tal Albares, no saben lo que es diplomacia, pues ante una imposición, siempre hay que sacar algo a cambio. Las plazas fuertes del Norte de África merecían haber sido defendidas en el vil cambalache.

Esta última chapuza de Sánchez no ha conseguido nada con Marruecos y nos ha enfrentado con Argelia. Tres Objetivos Latentes ni siquiera han sido contemplados en la humillante carta que desconocía el patético ministro Albares. 1. ¿Se va a compartir o no, información secreta sobre yihadismo con los marroquíes?. 2. ¿Se va a controlar el tráfico de droga que parte del país vecino?. 3. ¿El Rey alauita le ha garantizado al pelele de la Moncloa que va a detener los flujos migratorios sobre nuestras ciudades de África?. Y mil preguntas más, como ¿qué pasa con las aguas territoriales de Canarias y los bancos de pesca? ¿En qué ha quedado el referéndum prometido para que el pueblo saharaui decida su destino?. Etc., etc.

Judas no debe tirarse el pegote y fardar de que él, solito, ha arreglado el problema africano. ¿Por qué no nos aclara quién es el misterioso ministro de Asuntos Europeos que no existe y que aparece en la carta redactada en Rabat? Lo único verdadero y que calla el farsante es que el anhelo marroquí de recuperar Ceuta y Melilla sigue intacto. Otra ocasión perdida para que Judas Sánchez dimita, convoque elecciones y desaparezca.

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